lunes, 24 de noviembre de 2008

Gran decisión de una niña de tan solo 13 años:

Una de las noticias que nos mando el profesor Javier, trataba de una chica británica de 13 años, que sufre problemas del corazón y ha decidido no operarse. La única solución que tiene para sobrevivir es esta operación. Todo el grupo de médicos que trataban este caso, insistieron para que se pudiera realizar la intervención, pero la chica los convenció de que no quería.
Para mí, lo más sorprendente es que sus padres apoyan la decisión de la niña en todos los momentos.

Es una chica que tiene un problema de corazón, y la única solución que tiene es operarla, pero no es muy seguro que se pueda llevar a cabo. Este mal funcionamiento de su corazón surgió cuando ella tan solo tenía 5 años, padeció una leucemia, que con su tratamiento surgió dicho problema.

Sobre esta gran noticia, podéis encontrar información en Google o sino en la página que Javier nos mando en un correo.
Gústeme a mí expresar un tanto mi opinión, a fin de que la gente pueda ver que pienso de temas cómo el planteado, y aquí la dejaré escrita:
Cuando haces una lectura de esta noticia, puedes ver que la enferma tiene un concepto y un punto de mira que la otra gente, por mucho que la conozca, y lo viva con ella, sino sufre esta salud no sabe del todo lo que es.

Si nos pudiéramos poner en su lugar, a lo mejor también optaríamos por no operarnos, o a lo mejor decidiríamos operarnos, es una decisión muy difícil des de mi punto de vista, porqué Hannah Jones, ha sufrido tratamientos toda su vida, y una vez que tiene derecho de opinar, puede decir que los médicos no intervengan, porque tampoco le aseguran nada del cierto, y puede ser que ella desea vivir tranquila el resto de su más dificultosa vida.

Aunque ya sabemos que des de otra persona esto se puede ver distinto, y sobretodo mucho más fácil, pero yo creo que si te ocurre esto, no lo ves nada claro y además si toda tu vida has estado en medicaciones y con doctores.
En definitiva, si por mala suerte a mí me hubiera tocado vivir todo esto, creo que decidiría, lo mismo que ella, es decir vivir el resto de la vida lo mejor posible, porque es lo único que nos vamos a llevar.


Deseo lo mejor para todos vosotros. Un saludo.

martes, 11 de noviembre de 2008

Amor y pedagogía:



En mi blog os dejo los dos comentarios que nos encargo nuestro profesor, el señor Javier. Mis comentarios son del capitulo 3 del libro “Amor y pedagogía”, que es uno de los libros que salé en la selectividad.
Espero que si algún compañero no está de acuerdo con lo que pongo lo comente y si está de acuerdo pero quiere poner algo más, yo estoy encantado.

Fragmentos:

Primer fragmento:

Ya tenemos al niño, al sujeto, y ahora surge el primer problema, el del nombre. El nombre que a uno le pongan y que tenga que llevar puede hacer su felicidad o su desgracia; es una perpetua sugestión. ¿No se oye decir a muchos: Me debo a mi nombre? ¡Cosa ardua el cómo me llamen y cómo me llame a mí mismo!

Este fragmento, nos habla sobre los niños como podéis ver. Nos dice que una vez tenemos el niño, nos viene un primer problema, que es el del nombre que le tenemos que ponerle, porque depende del nombre que uno lleve puede hacerle cambiar, y yo creo que en muchos casos el nombre puede influir a la manera de ser.
Lo que ya no estoy tan de acuerdo, es de que según el nombre puedas ser feliz o no, porque creo que esto puede ocurrir pero en muy pocos casos y diría e incluso que en muy pocos casos va relacionado el nombre con la felicidad.



Segundo fragmento:

El nombre tiene que ser griego, por ser la lengua griega la de la ciencia; sonoro y significativo además. Relee Carrascal la carta en que el singular filósofo don Fulgencio ha contestado a su pregunta y que dice así:
Hay quien lleva como un castigo su nombre, como joroba que al nacer le impusieron. En rigor, debía aguardarse a que el hombre diese sus frutos para ponerle nombre a ellos ajustado; mientras no ostente carácter propio no debía tener más que nombre provisional o interno, ya que no fuese anónimo. Los pseudónimos y los motes son más verdaderos que los nombres legales, ya que apenas hay cosa legal que sea verdadera, y la que verdadera resulte será a pesar de su legalidad, jamás merced a ella. Y luego propone don Fulgencio varios nombres, entre los cuales Fisidoro, don de la naturaleza; Nicéforo, vencedor; Filaletes, amante de la verdad; Aninceto, invencible; Aletóforo, portador de la verdad; Teodoro, don de Dios, y Teoforo, portador de Dios, entendiendo por Dios lo que por él entiende el singular filósofo; Apolodoro, don de Apolo, de la luz del Sol, padre de la verdad y de la vida… Avito vacila, inclínase a Apolodoro por lo simbólico, y sobre todo por empezar como Avito con A, lo que ha de permitir que se sirvan padre e hijo de un mismo baúl y que no haya que cambiar las iniciales de los cubiertos: A. C. sólo tiene inconveniente de eso de Apolo, una deidad pagana, un forma de superstición, dígase lo que se quiera. Aunque por otra parte lo de Apolo no puede entenderse ya mñas que como un símbolo, un símbolo del Sol, de la luz, del generador de la vida. Va a decidirse por Apolodoro, y la voz interior: Caíste ya y vuelves a caer, y caerás cien veces y estarás cayendo de continuo; transigiste con el amor, con el instinto, con lo carnal; transigirás con la superstición pagana y tu hijo llevará siempre como un estigma ese nombre y le llamarán abreviándoselo: Apolo; mejor es que le llames Teodoro, que al cabo es nombre más corriente y llano y equivale a lo mismo, pues ¿qué va de Apolo a Dios? . Y Avito contesta a ese importuno demonio que al enamorarse le entró, diciéndole: No, no es lo mismo Apolo que Dios, no equivale Teodoro a Apolodoro, porque en Apolo no cree ya nadie y no pasa de ser una meraficción poética, un puro símbolo, mientras aún quedan quienes creen en Dios, y así si le llamo Apolodoro nadie supondrá que pueda yo creer en la existencia real y efectiva de Apolo, mientras que si le bautizo, digo, no, si le denomino Teodoro, podrá creerse que creo en Dios. De Dios se podrá hablar, podremos hablar los hombres de razón, cuando nadie cree en él, cuando sea un puro símbolo… ¡entonces sí que nos será útil!. Y la voz: Has caídp, has caído y volverás a caer cien veces, y estarás cayendo sin cesar… ¿ si pudieras llamarle A. B. C. o X., como por álgebra? Tan derogación es llamarle Apolodoro como Teodoro; ponle un nombre sin sentido, algébrico, llámale Acapo o Bebito o Futoque, una cosa que nada signifique y a que dé significado él; mete en un sombrero sílabas, saca tres y dale así nombre. Y Avito replica: ¡Cállate!, ¡cállate!, ¡cállate!, ¡cállate!, y se queda con Apolodoro, salvo confirmárselo o rectificárselo según los frutos que dé.


Este fragmento, nos dice que el nombre que llevará el niño, puede determinar su carácter. Partiendo de esta idea, plantean que deberían ponerle un nombre griego porque ésta es la lengua de la ciencia, una cualidad que les parece conveniente.
Menciona que mucha gente está castigada por el nombre que lleva. Y que los pseudónimos y motes que uno tiene son más ciertos que los nombres, puesto que en el caso de dichos motes son los nombres que se adaptan a la forma de ser de la persona y no al revés; es decir que nos definen más que los nombres en si.
Él hablante del texto opina que no tendríamos que poner nombre hasta que no viéramos como es el hombre, es decir según su temperamento se le asignará un nombre u otro.
Se sugiere nombrarlo Apolodoro, a parte de por el significante que éste conlleva, porque empieza por A como el nombre de su padre.
Dado que se da un seguido de discrepancias en motivo de la elección del nombre que pudiera ser más acertado, No le quiere llamar Teodoro porque, este nombre podrá creerse que cree en Dios y le gusta más Apolodoro.
También vemos que Avito le quiere poner un nombre con significado, es decir no unas silabas sin significado, como por ejemplo marxa, sino un nombre que se pueda definir con un significado decente, y vemos que dice que si se cambiara, seria por su forma de ser.
Auries nos habla del nombre provisional, que el nos redacta que tendríamos que poner un nombre cualquiera al niño, y según su manera de ser, su carácter, sus pensamientos, etc. Le tendríamos que nombrar de una manera o de otra.




Un saludo.

martes, 4 de noviembre de 2008

MISERY!

La película Misery, es americana, su director es Rob Reiner, y está protagonizada por Kathy Bates, que es el que hace de Annie Wilkes y por James Caan, que es el actor que hace a Paul Sheldon.
Su sinopsis:


Un escritor llamado Paul Sheldon (James Caan) lleva años malgastando su talento con unas románticas historias, de gran éxito comercial, acerca de una mujer llamada Misery. Harto de todo esto, mata al personaje, termina con las historias y se refugia en Colorado para escribir una novela seria. Finalizada ésta, se dispone a regresar, pero en una carretera de montaña, pierde el control de su coche y sufre un accidente en el que queda medio muerto. Una brusca e impetuosa mujer, Annie Wilkes (Kathy Bates, Oscar y Globo de Oro a la mejor actriz en 1991), gran admiradora del escritor, lo rescata, se lo lleva a su casa y lo cuida. Obsesionada con el personaje de Misery, retiene a Sheldon para obligarlo a escribir una nueva historia en la que resucite al personaje.


Mi opinión sobre la película:

El primer día que vimos la película en clase, me pensé que seria un rollo, porqué a mí las películas antiguas casi ninguna me atrae, pero al final de las secciones de la película observe que no estaba tan mal.
Kathy Bates, en la película tiene un gran papel, a mí me llamo la atención cuando retiene a un hombre a su casa y lo cuida, y a más era un gran escritor para ella, por sus libros.
Podemos ver en esta película que no se puede retener a una persona si no quiere, y que se tienen que cuidar las personas pero esto tiene un límite, esto nos lo enseña muy bien Annie en la película. En una parte de la historia vemos como la enfermera hace daño a Paul para que así, el no se pueda mover y lo pueda cuidar ella y que se pudiera quedar más tiempo.
Creo que la relación entre escritor y lector, tiene que ser un poco diferente a lo que nos cuenta la historia de la película, el escritor tiene dos opciones, escribir por su gusto, lo que él quiere, o escribir para un público determinado. Pero es necesario que el escritor lo haga con ganas y un gran interés, para salir él ganando y todos los lectores.